HISTORIA DE LA COFRADIA

Descripción historica


En el año 2007, se terminan las obras de la nueva Iglesia parroquial de San Juan Macías en la barriada cacereña de la Mejostilla. Los PP. Dominicos, que están al frente de la Parroquia, habían decidido previamente mandar hacer una Imagen del Cristo de la Victoria, al estilo del que se venera en Serradilla (Cáceres), para entronizarla en la Capilla del Santísimo Sacramento de la nueva Iglesia parroquial. El domingo de Ramos de 2007 se bendice la Imagen, realizada por los escultores de los talleres Artemartínez, de Horche (Guadalajara) y se entroniza en la Iglesia. La imagen es una hermosa talla de madera cuidadosamente policromada siguiendo técnicas antiguas. Durante los años sucesivos, 2008 y 2009, la devoción al Cristo aumenta y se consolida. En dichos años la Imagen sale en procesión por el barrio en Via Crucis, la semana previa a la Semana Santa. 
El P. Juan Carlos González del Cerro, O.P, Párroco-Director desde febrero de 2009, se hace eco de la petición de creación de una Cofradía por parte de la feligresía, y oído el parecer favorable del Consejo de Pastoral Parroquial, funda la nueva Cofradía del Cristo de la Victoria, ayudado por D. Jesús Brazales Moreno. Al ser una Parroquia de PP. Dominicos, la Cofradía lleva el título de "Dominicana", participando del carisma y espiritualidad de la Orden de Predicadores, compartiendo igualmente el mismo ideal de anunciar a Cristo y su Evangelio en el mundo. Tiene por titulares también a la Virgen María, en su advocación del Rosario, tan propia de los Dominicos, a la cual se ha añadido "en sus Misterios Dolorosos", y a San Juan Macías, el santo dominico extremeño patrón de la Parroquia de adscripción.
El 20 de noviembre de 2009, el Excmo.y Rvdmo. Sr. D. Francisco Cerro Chaves, Obispo de Coria-Cáceres, erigía canónicamente la nueva Cofradía y aprobaba sus Reglas, según derecho, "ad experimentum" por tres años, antes de su aprobación definitiva.
El 28 de enero de 2010 tuvo lugar la Asamblea Constituyente de la Cofradía, en la cual quedó configurada su primera Junta de Gobierno, la cual fue confirmada posteriormente por el Sr. Obispo el día 3 de febrero. La Cofradía forma parte de la Unión de Cofradías Penitenciales de Cáceres y hace la número 15 de las Cofradías Cacereñas de Semana Santa.
La medalla-escudo de la Cofradía es un óvalo dorado, que contiene la efigie del Santísimo Cristo de la Victoria rodeada con las cuentas del Rosario de la Santísima Virgen María y su anagrama a los pies del Cristo. El óvalo está enmarcado por las cuatro puntas flordelisadas de la cruz dominicana en blanco y negro. Por detrás reza el título completo de la Cofradía.
La devoción al Cristo de la Victoria tiene una cierta "vinculación dominicana", pues procede, según parece, de Madrid, concretamente de la Iglesia de Nuestra Señora de Atocha, regida por los PP. Dominicos desde 1523. Según nos cuenta el P. Eugenio Cantera, O.A.R, en su libro Historia del Santísimo Cristo de la Victoria, Francisca de Oviedo y Palacios, determinó levantar un hospital de beneficencia en Serradilla, Cáceres, y para recabar fondos marchó a la corte de Madrid el año 1630. Estando allí fue testigo de una procesión de desagravio realizada en honor del Santísimo Cristo de la Paciencia que había sido horriblemente profanado. Estando en la procesión "llamole poderosamente la atención una imagen del Santísimo Cristo que allí iba y que se veneraba en la iglesia de Nuestra Señora de Atocha. Según la tradición este Santo Cristo había sido tallado por un santo religioso conforme a una visión que él tuvo, en la cual se le apareció el Salvador en pie, con la cruz en las manos, la muerte y la serpiente a sus pies, todo llagado y escarnecido, derramando sangre por todas las heridas de su sagrado cuerpo, diciéndole estas palabras: ¿Qué más pude yo hacer por los hombres?. Movida en su interior Francisca de Oviedo por la luz de lo alto y poseída de una gran devoción hacia aquel santo Cristo, determinó en su corazón sacar una copia y traerla a Serradilla para poner bajo su advocación el hospital que intentaba fundar. Y sin más dilación… se fue al célebre escultor Domingo de Rioja, contratando con él una imagen semejante a la que había visto en la procesión referida" (Cf. P. Eugenio Cantera, pp. 17-18).

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